Con frecuencia, colaboradores eficaces y exitosos en las funciones que desempeñan son “empujados” a asumir funciones de liderazgo. Empujados porque estar en un rol de liderazgo no fue una elección; llegó sin previo aviso y, eventualmente, ni siquiera formaba parte de los planes del colaborador.
Colaboradores eficaces y exitosos en las funciones que desempeñan son “empujados” a asumir funciones de liderazgo.
Decir que no puede no ser una opción y, eventualmente, puede resultar en una oportunidad para ver la carrera desde una nueva perspectiva. Entonces ¿Qué hacer?
Desarrollar competencias:
- Aprender a ser líder de sí mismo.
- Comunicar con impacto: ¿Qué, cuándo, cómo y para quién?
- Desarrollar la escucha activa y el feedback.
- Hacer las preguntas correctas, no desperdiciar la oportunidad de transformar el diálogo con el equipo en momentos de aprendizaje y crecimiento mutuo.
- Reconocer, elogiar, celebrar.
- Dar espacio a que el error forme parte del ciclo de aprendizaje.
- Integrar en la gestión del equipo las dimensiones multigeneracional, multicultural, diversidad, equidad e identificar las oportunidades que cada una de ellas presenta.
- Gestionar posibles conflictos y construir puentes de resolución, ser consciente de las divergencias e incluirlas en la solución.
- Saber que la negociación es una cuestión clave cuando hablamos de liderazgo.
El liderazgo es una función en la que se está y, como en todo, también es provisional.
No se trata de una lista de verificación para marcar después de una formación sobre la competencia X o Y. Depende del contexto, las circunstancias y de quién se viste la camiseta de líder.
El liderazgo es una función en la que se está y, como en todo, también es provisional; lo definitivo puede ser peligroso.
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