Cerca del 32% de los líderes del área de L&D (Learning & Development) están preocupados por la adecuación de su oferta formativa para responder a la brecha de competencias tecnológicas. Esta conclusión proviene de un estudio de la empresa tecnológica británica D2L, que entrevistó a más de 500 líderes del área de L&D.
Cerca del 32% de los líderes del área de L&D (Learning & Development) están preocupados por la adecuación de su oferta formativa para responder a la brecha de competencias creada por el desarrollo tecnológico
Por parte de los colaboradores, un 59% no creen que las oportunidades de formación ofrecidas en sus lugares de trabajo puedan ayudarles a afrontar los desafíos, por ejemplo, de la inteligencia artificial y la automatización.
Alan Hiddleston, de la tecnológica D2L y uno de los responsables del estudio, comenta que existe una “desconexión” en la forma en que los líderes y los demás colaboradores perciben la necesidad de reciclaje profesional (reskilling) para prepararse para el futuro del trabajo.
“Aunque muchos profesionales de L&D están cambiando sus programas para responder a estos cambios, este estudio sugiere que lo están haciendo sin preguntar a sus equipos sobre las necesidades que perciben. La mitad de los empleados que encuestamos mencionaron haber sido negativamente afectados por la falta de formación, y casi el 90% está de acuerdo en que la calidad de la formación ofrecida por una organización influye en la decisión de elegir trabajar en esa empresa o no”, añade.
Por otra parte, el 74% de los profesionales de L&D creen que el crecimiento de la automatización y la IA tendrá un gran impacto en la fuerza laboral, con un 59% que ha adaptado sus programas de formación para poder hacer frente a estos desafíos.
«Lo que el contexto de la COVID-19 ha demostrado es que el aprendizaje a lo largo de la vida es esencial y que el upskilling es la clave para una organización ‘a prueba de futuro’. Creo que la formación y el desarrollo corporativo se volverán más colaborativos e interactivos (…) Más importante aún, establecer una cultura de aprendizaje continuo es crucial, pero los recursos humanos deben asumir el liderazgo de este proceso. La economía del futuro no solo tendrá que ver con el desarrollo de nuevas competencias, sino sobre todo con el cambio de actitudes, cultura y comportamientos», concluye Alan Hiddleston.
Recordad que a principios de este año, la OCDE publicó un estudio que indicaba que cerca de mil millones de puestos de trabajo, un tercio de todos los empleos a nivel mundial, serán transformados por la tecnología en la próxima década.
Cerca de mil millones de puestos de trabajo, un tercio de todos los empleos a nivel mundial, serán transformados por la tecnología en la próxima década
¿Cómo se garantiza la recualificación de competencias de cerca de mil millones de personas en tan poco tiempo? Un estudio del Foro Económico Mundial destaca la importancia del liderazgo y la colaboración, mientras que Accenture afirma que, en el caso de los países del G20, no ser capaces de responder a esta necesidad de nuevas competencias podría suponer una pérdida de PIB de unos 11,5 billones de dólares en la próxima década. El coste humano sería aún mayor.
En un periodo de revolución tecnológica es fundamental desarrollar competencias tecnológicas y científicas, pero dado que tendremos que trabajar codo con codo con la tecnología, existe una creciente necesidad de desarrollar habilidades que permitan a los trabajadores interactuar mejor entre sí.
El enfoque en la recualificación y en preparar a la fuerza laboral para el futuro será clave para mejorar la movilidad social, un factor esencial para reducir las desigualdades. Una mejora del 10% en la movilidad social global podría hacer crecer la economía en un 5% en la próxima década.
Una mejora del 10% en la movilidad social global podría hacer crecer la economía en un 5% en la próxima década
CASO DE ÉXITO ABILWAYS
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