Mantener clara y transparente la comunicación, independientemente de quién escuche.
El líder no elige ni las situaciones ni las circunstancias en las que lidera; como líder, se le exige adaptabilidad y capacidad para leer el contexto y, en consecuencia, comunicar y liderar en conformidad.
Así, el perfil de liderazgo está íntimamente relacionado con el perfil de los liderados, y la actuación del líder resulta en gran medida de las características de los equipos y personas a quienes lidera.
En función de la madurez, autonomía y capacidad de decisión de los equipos, así actúa el líder.
En función de la madurez, autonomía y capacidad de decisión de los equipos, así actúa el líder, lo cual hace que la variabilidad de las situaciones y la diversidad de perfiles en los equipos sean los grandes “influenciadores” de la actuación de los líderes. Se trata de un liderazgo vivo que ve en cada situación la oportunidad de responder de manera eficaz.
El líder asumirá un papel más o menos intervencionista, dará más o menos espacio de decisión a los equipos, delegará o no, siempre en función de cada situación y de las características de su equipo.
En el modelo de liderazgo situacional, el líder adapta su actuación; no hay lugar para la rigidez, es el tiempo de la plasticidad.
En el modelo de liderazgo situacional, el líder adapta su actuación; no hay lugar para la rigidez, es el tiempo de la plasticidad. Sin embargo, para que su liderazgo sea comprendido, es crucial la comunicación. El líder debe preguntarse si está comunicando con claridad y adaptando el mensaje a quienes lidera. Esta es la exigencia del liderazgo situacional: mantener clara y transparente la comunicación, independientemente de quién escuche.
La comunicación surge como una gran aliada del liderazgo situacional, en primer lugar por la necesidad de mantener siempre la escucha activa; solo así el líder será capaz de conocer verdaderamente a aquellos a quienes lidera, y de ese conocimiento depende el estilo de liderazgo a adoptar. Hacer del diálogo y del feedback una constante, consciente de que también aquí la forma y el contenido dependen de la situación y del perfil del liderado, sin perder de vista, claro está, la asertividad. No es una misión fácil; estamos hablando de un liderazgo basado en la singularidad de los liderados y de una gran exigencia en la capacidad de comunicación de los líderes. Sin embargo, quienes lo experimentan aseguran que vale la pena. Es muchas veces el liderazgo situacional el que resulta en el primer paso del proceso transformador y de cambio que hoy se les pide a las empresas.
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