¿Sabes escuchar lo que dicen los demás? ¿Qué te impide ser un buen oyente?
En todos los contextos, escuchar es un desafío; sin embargo, aquí radica el éxito de la comunicación. En el contexto laboral, la competencia de la escucha activa es esencial.
Desarrollar competencias de escucha activa implica un ejercicio de autoconocimiento, conocerse como oyente.
Para empezar, desarrollar competencias de escucha activa implica un ejercicio de autoconocimiento, conocerse como oyente, qué tipo de oyente eres.
¿Estás enfocado principalmente en la tarea que realiza la persona con la que te comunicas y, en este caso, valoras y prestas atención principalmente a la información relacionada con la tarea?
¿Eres un oyente analítico y, por lo tanto, analizas el mensaje desde un punto de partida neutral?
Si eres un oyente relacional, buscas construir conexión y comprender y responder a las emociones subyacentes en un mensaje.
En el caso de ser un oyente crítico, normalmente juzgas tanto el contenido de la conversación como al propio orador.
Al tomar conciencia de qué tipo de oyente eres habitualmente, podrás reconocer más fácilmente en qué aspectos debes trabajar para mejorar tu estilo de oyente y desarrollar competencias de escucha activa.
Robin Abrahams y Boris Groysberg, de la Harvard Business School, describen la escucha activa en tres dimensiones: cognitiva, emocional y conductual.
- Cognitiva: Prestar atención a toda la información, tanto explícita como implícita, que estás recibiendo de la otra persona, comprenderla e integrarla.
- Emocional: Mantenerse calmado y compasivo durante la conversación, incluyendo la gestión de cualquier reacción emocional (como aburrimiento o tedio) que puedas experimentar.
- Conductual: Transmitir interés y comprensión de manera verbal y no verbal.
La escucha activa no es una esponja que simplemente absorbe información. En cambio, la escucha activa es como un «trampolín».
Los dos autores también señalan que la escucha activa no es una esponja que simplemente absorbe información. En cambio, la escucha activa es como un «trampolín» que da dimensión y amplía lo que el otro está diciendo, da energía, es un refuerzo positivo.
Cuando escuchamos, aprendemos mucho.
Al practicar la escucha activa, también estás aprendiendo a ser paciente, a saber, esperar y a entender lo que significa «dar tiempo». Además de todo esto, ¡Cuando escuchamos, aprendemos muchísimo!
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