Por: Irene Moreira
Pensamiento estratégico, el primer paso de un desarrollo personal que se desea robusto y generador de valor añadido para uno mismo, para la organización y para la sociedad.
La forma en que vemos el talento ha cambiado; hoy vivimos lo que se denomina «economía del talento», y lo que buscan los empleadores son competencias.
Cada persona es responsable de desarrollar sus competencias y de alinear su desarrollo personal con los objetivos que ha definido para sí misma. Qué desea hacer, a dónde quiere llegar y cómo.
Hoy vivimos lo que se denomina “economía del talento”, y lo que buscan los empleadores son competencias.
Y cuando hablamos de desarrollo personal, el pensamiento estratégico cobra protagonismo. ¿Y cómo desarrollar el pensamiento estratégico?
- Desarrollar una visión clara de los objetivos a alcanzar a corto, medio y largo plazo.
- Mantener la curiosidad, cuestionar, escuchar a los demás, no perder de vista lo que está a su alrededor.
- Tomar decisiones basadas en datos, sin dejar de lado la intuición.
- Atreverse a experimentar nuevos enfoques y diferentes formas de “hacer”, no tener miedo a innovar.
- Dar espacio al pensamiento crítico.
- Mantener la flexibilidad y la humildad para cambiar de rumbo cuando lo que estratégicamente se había definido deja de tener sentido.
El resultado siempre es más autonomía y más confianza.
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